Conjunto Arqueológico de Baelo Claudia a vista de dron

Fecha de publicación
Editor
Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico
Duración
00:05:00
Descripción

El Estrecho de Gibraltar se convierte anualmente en lugar de paso de numerosas especies que siguen las corrientes marinas que bordean las costas del norte de África y del sur de la Península Ibérica. Esta migración cíclica ha propiciado desde la prehistoria el asentamiento de comunidades humanas en la costa gaditana dedicadas a la pesca, especializándose en la captura del atún rojo al aplicar la técnica de la almadraba, un arte tradicional y sostenible que ya utilizaban los fenicios y que aún pervive en Barbate, Zahara de los Atunes, Conil y Tarifa.

El aprovechamiento de los recursos pesqueros, cuyo máximo exponente fue la industria del salazón y la producción de garum, muy apreciado en el Imperio Romano, es la razón fundamental para explicar el origen de la fundación de Baelo Claudia a finales del s. II a. C. Su ubicación privilegiada, por un lado, en una entrante del mar en la costa que servía de refugio excepcional para fondear los barcos y, por otro, frente a la ciudad de Tingis (actual Tánger), con la que mantenía fluidas relaciones comerciales, la convirtieron en un emporio en palabras del geógrafo Estrabón.

Ejemplo de urbanismo del Imperio Romano, el yacimiento se relaciona con un entorno y paisaje de gran valor natural que lo convierten en un lugar excepcional.